martes, febrero 13, 2007

PORTO ALEGRE – ONDE FICA GRAMADO-CANELA?

Esa noche decidimos conocer más allá de la ciudad. Y revisando las múltiples catálogos que recogimos en el camino decidimos que podríamos conocer la microregion de Gramado-Canela. El problema es que toda la información y reservas se hacen por teléfono… ¿y quién va a ser el valiente que se atreva a hablar en portugués por teléfono? A caminar nomás…

Al día siguiente recorrimos la ciudad nuevamente en busca de una oficina de turismo que ofreciera esta excursión. El estado de Río Grande do Sul posee enormes extensiones de naturaleza indómita. Gramado y Canela son dos lugares que se publicitan como lugares de ensueño dentro del estado Gaucho (con la acentuación en la “u”… GaUcho). Hablando de gauchos… estos se parecen a los argentinos en lo del mate, sólo que su matera es la mais grande do mundo pues son enormes comparadas con las de sus vecinos del Río de La Plata y no consumen mate sino chimarrao (es lo mismo solo que con otro nombre). La indumentaria tradicional también es parecida a la del gaucho argentino, los instrumentos folklóricos… hay una extraña continuidad que se percibe en las costumbres locales. No sé si se podrá extender también, pero entre la parrilla argentina y la churrascaria brasilera no hay muchas diferencias.

Llegamos a una oficina de turismo donde conocimos a una señora que hablaba español. ¡Por fin! Allí nos dieron una idea mucho más clara de donde podíamos conseguir el tour. Visitamos algunas agencias y poco a poco (donde había puertas abiertas) llegamos a una donde nos atendieron y pudimos conversar con una muchacha (ella hablaba portuñol y nosotros español) hasta que nos entendimos. Nos reservó dos plazas sin confirmar y prometimos llamarla por teléfono más tarde para confirmar el viaje.

De vuelta a comer, a Internet y al hotel a descansar un poco los pies. Mientras tanto la historia sigue: argentinos y brasileros llegaron a tener un pleito por la posesión de lo que hoy es Uruguay (donde los rioplatenses los hicieron correr a los portoalegrenses) por lo que la frontera de Rio Grande se militarizó, en parte gracias a los esfuerzos de un general llamado
Benito Goncalves da Silva. Pocos años después y luego de cambiar siete veces de nombre Porto Alegre pasó a llamarse Leal e Valorosa Cidade de Porto Alegre, como es que se llama en la actualidad (Porto Alegre a secas para los amigos). Eso por la calle en la que nos encontrabamos…

La hora es la hora. Jesusinho, haciendo alarde de su nombre, se animo a falar en portugués por teléfono en una conversación que puede registrarse entre las más enredadas que uno puede tener en su vida y nos confirmaron que había excursión. Corrimos al lugar con la hora encima (para variar siempre tarde) y al llegar al sitio, cinco minutos antes, cancelaron la reserva porque nunca nos contactamos).

El teléfono al que llamó Jesusinho era el de una de las oficinas de turismo que habíamos visitado anteriormente y no de la última.

Algo nos tenía que salir mal después de todo…

Sin ánimos ni ganas retornamos a nuestro hotel y nos animamos a salir de noche. Si no hay viaje por lo menos habrá paseo nocturno. Aconsejados por blogs de otros viajeros decidimos que iríamos a conocer el
DaDo Bier, a un bar-restaurante-discoteca con música en vivo en donde nos informaron que la gente va a conocer otra gente.

Primer problema: conseguir un taxi. Caminamos hasta llegar a uno (se toman libremente en la calle) y esperan a que nos lleve por buen camino (en el hotel nos advirtieron que tuviéramos cuidado en la calle). Era increíble la velocidad a la que avanzaba el taxímetro en comparación (allí nos enteramos que el precio es 1.5 más alto por las noches), junto con la cantidad de vueltas que daba en auto ese hasta llegar al lugar, una especie de centro comercial enorme. Pagamos lo que nos resultó ser el taxi mais caro do mundo (no sé cuanto resultó pero fue muy caro) y entramos.

El sitio es recomendable aunque lo que está bastante claro a estas alturas es que si no sabes portugués nunca vas a conocer a nadie. Tomamos cerveza en ingentes cantidades, hablamos de eso que hablan los amigos con tragos encima y dos semanas y media de recorrido por detrás y nos detuvimos a pensar todo lo que habíamos recorrido. Definitivamente la vida es mejor cuando se comparte.

Y también es mejor cuando se vive sin taxistas raterazos. Horas más tarde tomamos el taxi de vuelta que nos costo notoriamente más barato, hizo un viaje en menor tiempo y sin tantas vueltas. Lo gracioso fue que en un principio ninguno de los dos recordaba el nombre de la calle donde quedaba el hotel. “A rue Farropas… farropilas… farrapos…”. “Ah –dijo el taxista- Farroupilha”. “Eh… será pues, ¿no?”.

Lo de “Valerosa Ciudad de Porto Alegre” se lo ganó por mantenerse fiel al imperio brasilero en la Revolucao Farroupilha, en donde el estado de Rio Grande do Sul se separó (los farrapos separatistas) y se constituyó en una república independiente con da Silva como presidente, república que terminó el 28 de febrero de 1845, diez años más tarde (130 años antes que este hacendoso cronista viera la luz).

La Rue Farroupilha resultó ser una calle de las más bravas… entre mendigos, maleantes y cinco prostitutas por metro cuadrado de esquina, resultó que estábamos hospedados en un hotel en una de las calles más peligrosas de Porto Alegre (aunque a unas cuadras lejos del peligro, afortunadamente). Nos animamos a caminar un poco bajo nuestro propio riesgo (sin billeteras, documentos ni nada en los bolsillos) para descubrir que Porto Alegre es una ciudad que puede tener una vida callejera gótica.

Aun teníamos un día más antes de volver para Uruguay para el que no teníamos planes…

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