martes, septiembre 12, 2006

DESAGUADERO

Acá es que la cosa se puso fea.

El día empezó mal. Salimos tarde del hotel y de los 1.500 taxis que deben de poblar la ciudad tomamos el más monse… ¡pucha! (cómo diría el tío de Jesusiño). Las calles cerradas por la fiesta, la hora encima y el chofer (aparte de gago y lento) estaba más perdido que supositorio en elefante. Cuando quería voltear en vez de hacer funcionar la intermitente de dirección hacia mover las plumillas del parabrisas que acompañaba con una lisura; si llegaba a una calle cerrada lanzaba otra y se quedaba pensando con la mirada fija en el horizonte. Al final, se metió en contra lanzando más lisuras aún para meterse a un grifo “para cambiar sencillo”.


“¡Oe pedazo de #%$@ avanza!”. Agarra nuevamente vuelo después de tan amable reclamo cuando a cinco cuadras del Terminal del bus se la apaga el carro.

Era para ponerse a llorar…

Al final arranca la m… esa y llegamos al Terminal (que suerte… los characatos siguen saliendo tarde). Le damos 5 soles cuando costó 4 y llegamos justo cuando el bus anunciaba su llegada al terminal. Compramos galletas, pan y Gatorade como almuerzo y salimos a medio día camino a Puno. Frío condenado y 294 kilómetros más tarde llegábamos a la ciudad de Puno a las 4 pm. Cuidado en el terminal de bus que hay harto mentiroso que dice que ya la frontera a Bolivia está cerrada y que ya hasta mañana… te puedes quedar el el hotel tal y cual… y cada uno se manda con su propaganda.

Dos panes de bodega más tarde estamos en un paradero de buses (las temibles combis) que lo llevan a uno a Desaguadero. Como buenos cristianos, donde pueden llevar a uno, llevan a tres y al final nos vamos mas apretados que traje de torero en unas interminables 3 horas y media para llegar a las 8 pm a la frontera.

Ahhhhh... y nos informan que la frontera cierra a las 8pm…

Ya te imaginas, amigo, amiga, tú que estas leyendo, como es esa vaina: ¡tierra de nadie! Un triciclero se ofrece a llevarnos y a ayudarnos con los trámites. Llegamos a Migraciones en Perú para unirnos a toda la gente que se lanza hacia la puerta y los tipos estos reparten los papeles a llenar sin llenarlos. “¡Apura que ya cierra la frontera…!” grita la gente y cuando me doy cuenta me encuentro en la calle con un papel vacío y perdido en medio de la nada. Tricilero, Jesusiño y mi mochila desaparecidos.

Por más que lo llamo y lo busco nada de nada. Sólo, perdido entre tanto desorden no hago más que suponer que tiene que estar en Migraciones de Bolivia así que me voy en esa dirección. Avanzo un poco y se va la luz en toda la zona y en la oscuridad sacó una pequeña linterna e ilumino mi camino, el cual sigue recto y parejo hasta escuchar “La Paz, La Paz, La Paaaazzzz”. A diez Bolivianos se toma la combi a La Paz (es decir, 1 dólar).

Así fue como llegue a Bolivia sin presentar ni un solo papel…

(Para cruzar la frontera desde el Peru se debe de recabar la documentación en migraciones para luego ir a la Policía Fiscal para sellar el papel. Luego dirigirse a Migraciones en Bolivia (que está a la espalda del camino y probablemente con luz sea más evidente) para entregar papel y pasaporte o DNI. Se obtiene el sello, se pagan los bolivianos respectivos. A eso hora no vimos casa de cambio pero de seguro hay por allí. Camino a La Paz hay un control policial que pide documentos).

Francamente el control policial en Bolivia es un desastre y sobre eso se pueden encontrar muchas anécdotas . Al final, la frontera cerrada y Jesusiño con todo en orden pero el pasaporte sin sellar y el Lokón absolutamente indocumentado. Nuestro amigo triciclero nos consigue a 20 soles un papel de entrada a Bolivia sellado y firmado por personal de Migraciones y hago el trámite sentado en una vereda para ingresar con DNI. Listo… subimos a la camioneta y dos horas y media más tarde estamos en La Paz cerca de la media noche.

Nos dejan cerca al cementerio, donde no había ni un alma, bajo una intensa lluvia (después de haber visto como caía nieve en El Alto) y tomamos un taxi hacia “cualquier sitio donde haya techo”. El taxista, muy amable, nos saca de allí y nos comenta que “hoy es el día más frío en lo que va del año…”. Sí, se nota; estábamos por debajo de cero grados. (En este link se observa que estuvimos a -3.3 grados.). El taxista nos lleva a un hotel y no hay sitio, le pedimos temblando de frío que retroceda una cuadra para ver otro y se queda inmóvil. Jesusiño se baja y va caminando mientras el taxista se queda mirando la lluvia. Le vuelvo a pedir que retroceda y muy amable responde “con mucho gusto” y retrocede. No entendería esa conducta tan extraña hasta el día siguiente. Al final conseguimos un sitio “decente” a 35 bolivianos la noche. Frio como nunca, auque de lejos no es lo más frío que se puede experimentar en Bolivia.

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